Programa doble para un cine incierto. Notas para entender el cine español de los últimos veinte años
Programa doble para un cine incierto. Notas para entender el cine español de los últimos veinte años
Citació
- Sánchez S. Programa doble para un cine incierto. Notas para entender el cine español de los últimos veinte años. In: García J, Ródenas D. Más es más: sociedad y cultura en la España democrática, 1986-2008. 1 ed. Madrid: Vervuert Iberoamericana; 2009. p. 121-51
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Descripció
Resum
¿Dónde estaba el cine español en 1986, el año en que el psoe renovaba su mayoría absoluta y la peseta entraba por la puerta grande en la Comunidad Europea? La ley Miró machacó el subcine de géneros, que, de la comedia grosera a las películas de destape, pasando por los últimos coletazos del cine de terror de baja estofa, había copado buena parte de los rendimientos en taquilla sin hacer nada por legitimar culturalmente la producción del cine español posfranquista. Mal que nos pese, llegábamos a clase con retraso: la sombra de la dictadura, que había estimulado la creatividad de cineastas contrarios al régimen como Carlos Saura, seguía siendo alargada. Si Alemania continúa obsesionada con exorcizar los fantasmas del nazismo o el muro de Berlín, España no pudo evitar recurrir a la Guerra Civil, la posguerra y el franquismo para entender un presente sociopolítico en el que el ejercicio de la libertad parecía la feliz consecuencia de un interminable vía crucis de represiones y opresiones. Películas como Las bicicletas son para el verano (Fernando Fernán-Gómez, 1984), Dragón Rapide (Jaime Camino, 1985), Réquiem por un campesino español (Francesc Betriu, 1985), La vaquilla (Luis García Berlanga, 1985), El año de las luces (Fernando Trueba, 1985), El viaje a ninguna parte (Fernando Fernán-Gómez, 1986), Tiempo de silencio (Vicente Aranda, 1986) y La guerra de los locos (Manolo Matji, 1987) ponían en práctica, de una manera más o menos oblicua, o más o menos frontal, un revisionismo histórico que, a esas alturas, parecía necesario para liberarse de un pasado que seguía infectando todo intento de análisis del presente. La prueba de que la Guerra Civil sigue siendo un tema de candente actualidad para el cine español está en las quince nominaciones a los Goya que ha acumulado Los girasoles ciegos (José Luis Cuerda, 2008).Col·leccions
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