Hace poco menos de dos años, estábamos sumergiéndonos en lo que sería
nuestro primer documento parecido a un game design. El proyecto se llamaba
Shadows of Self. En ese momento, no era más que un trabajo de clase pero hoy se
ha convertido en el primer detonante que nos ha conducido al punto en el que nos
encontramos ahora. Percatarse de la capacidad de crear que poseemos, y de los
medios que nos brinda el mundo para hacerlo, hizo que una espina se nos
quedase clavada. Esa espina llevaba escrita ...
Hace poco menos de dos años, estábamos sumergiéndonos en lo que sería
nuestro primer documento parecido a un game design. El proyecto se llamaba
Shadows of Self. En ese momento, no era más que un trabajo de clase pero hoy se
ha convertido en el primer detonante que nos ha conducido al punto en el que nos
encontramos ahora. Percatarse de la capacidad de crear que poseemos, y de los
medios que nos brinda el mundo para hacerlo, hizo que una espina se nos
quedase clavada. Esa espina llevaba escrita que debíamos seguir con ello. Porque
podíamos y ¿por qué no?
Hoy esta espina se ha transformado en Be As Me, proyecto en el que hemos
depositado todos nuestros esfuerzos y emociones. El juego es un viaje tanto para
los protagonistas como para nosotras mismas. Hemos seguido, a tientas, un
camino desconocido que suponía un desafío. Hemos aprendido y crecido como
personas. Y aunque el camino no ha terminado, no pensamos abandonarlo hasta
llegar al final.
¿Y cuál es el final? Crear una obra que aúne lo emocional del cine y lo
inmersivo de los videojuegos. Crear arte y emociones. Conseguir que el usuario
forme parte de un universo por mínimo que sea. Un viaje amargo a la infancia en el
que reaprender a ser un niño.
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