Entre 1949 y 1950, casi tres mil niños austriacos vinieron a España en seis expediciones, invitados por Franco. Fueron acogidos para restablecer su salud, mermada por los estragos de la Segunda Guerra Mundial y sus secuelas. Paradójicamente, fueron asistidos en un país que vivía su propia posguerra, con miseria y racionamiento. En pleno nacionalcatolicismo, una amalgama de instituciones oficiales y organizaciones católicas llevó a cabo ese empeño laborioso que costó cuatro años de preparación. Su ...
Entre 1949 y 1950, casi tres mil niños austriacos vinieron a España en seis expediciones, invitados por Franco. Fueron acogidos para restablecer su salud, mermada por los estragos de la Segunda Guerra Mundial y sus secuelas. Paradójicamente, fueron asistidos en un país que vivía su propia posguerra, con miseria y racionamiento. En pleno nacionalcatolicismo, una amalgama de instituciones oficiales y organizaciones católicas llevó a cabo ese empeño laborioso que costó cuatro años de preparación. Su finalidad última era propagandística y pretendía romper el ostracismo diplomático en que se hallaba el régimen franquista. Franco trató esta acogida como un asunto de Estado.
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