En su último libro, Democracia sin atajos, Cristina Lafont nos propone un exigente ideal de democracia como autogobierno en el que los ciudadanos deben poder participar en los procesos de deliberación pública con el fin de poderse apropiar e identificar por igual con las instituciones y leyes a las que están sujetos. En el arduo camino de aproximación al ideal, Lafont rechaza los atajos mágicos que prometen la realización instantánea del ideal, como los mini-públicos, bajo algunas de sus interpretaciones. ...
En su último libro, Democracia sin atajos, Cristina Lafont nos propone un exigente ideal de democracia como autogobierno en el que los ciudadanos deben poder participar en los procesos de deliberación pública con el fin de poderse apropiar e identificar por igual con las instituciones y leyes a las que están sujetos. En el arduo camino de aproximación al ideal, Lafont rechaza los atajos mágicos que prometen la realización instantánea del ideal, como los mini-públicos, bajo algunas de sus interpretaciones. En este comentario defiendo que hay dos tipos de atajos de representación institucional, los de sustitución y los complementarios, y que los segundos son totalmente compatibles con el esquema de Lafont. Con respecto a los de sustitución, argumento que cualquier teoría no ideal plausible de la democracia debería también hacerles espacio, bajo ciertas condiciones democráticas sistémicas estrictas.
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