La vida campesina ha sido un motivo visual recurrente en el continente europeo desde que se
popularizaron sus representaciones pictóricas en el siglo XVIII. Durante tres siglos, diferentes
formas de arte se han interesado por lo rural y sus habitantes como reacción a transformaciones
socioeconómicas que han puesto en peligro las formas de vida del continente. La representación
campesina, sin embargo, ha sido ambivalente moviéndose entre las imágenes nostálgicas y la
vinculación de lo rural como ...
La vida campesina ha sido un motivo visual recurrente en el continente europeo desde que se
popularizaron sus representaciones pictóricas en el siglo XVIII. Durante tres siglos, diferentes
formas de arte se han interesado por lo rural y sus habitantes como reacción a transformaciones
socioeconómicas que han puesto en peligro las formas de vida del continente. La representación
campesina, sin embargo, ha sido ambivalente moviéndose entre las imágenes nostálgicas y la
vinculación de lo rural como símbolo del atraso. Tras la Segunda Guerra Mundial una serie de
cineastas en Europa llevan a cabo proyectos que se interesan por el campesinado tratando de
encontrar maneras más honestas de documentar sus vidas, pero sin deshacerse por completo de
los arquetipos representacionales o de las metodologías de trabajo previas. En el siguiente texto
analizaremos estas nuevas imágenes buscando la potencial aparición de espacios que posibiliten
la emergencia de la subjetividad campesina, como individualidad, identidad y autonomía.
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The peasant life has been a recurrent visual motif on the European continent since its pictorial
representations became popular in the 18th century. For three centuries, different forms of art
have been interested in the rural world and its inhabitants as a reaction to socioeconomic
transformations that have endangered the ways of life of the continent. The peasant representation,
however, has been ambivalent, either through nostalgic images or the rural world as a symbol of
backwardness. After ...
The peasant life has been a recurrent visual motif on the European continent since its pictorial
representations became popular in the 18th century. For three centuries, different forms of art
have been interested in the rural world and its inhabitants as a reaction to socioeconomic
transformations that have endangered the ways of life of the continent. The peasant representation,
however, has been ambivalent, either through nostalgic images or the rural world as a symbol of
backwardness. After the Second World War, some European filmmakers carried out projects
about the peasantry trying to find more honest ways of documenting their lives, but without
completely getting rid of representational archetypes or previous ways of working. In this text we
will analyze these new images, looking for the potential filmic spaces that enable the peasant
subjectivity as individuality, identity, and autonomy
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