Este trabajo se centra en una de las manifestaciones de la creciente confluencia entre el derecho penal y el control migratorio: la construcción de las expulsiones de extranjeros delincuentes y peligrosos como una institución necesaria para la seguridad pública. En España, la política migratoria y las reformas legislativas de los últimos quince años apuntan a una reorientación del objetivo del dispositivo de expulsiones del inmigrante
ilegal al extranjero delincuente, lo que el Ministerio del Interior ...
Este trabajo se centra en una de las manifestaciones de la creciente confluencia entre el derecho penal y el control migratorio: la construcción de las expulsiones de extranjeros delincuentes y peligrosos como una institución necesaria para la seguridad pública. En España, la política migratoria y las reformas legislativas de los últimos quince años apuntan a una reorientación del objetivo del dispositivo de expulsiones del inmigrante
ilegal al extranjero delincuente, lo que el Ministerio del Interior define como una expulsión ‘cualificada’. Esta supuesta selectividad del sistema hacia los delincuentes es logísticamente útil, políticamente atractiva, y supone que estas expulsiones son más legítimas y justas que las deportaciones por mera estancia irregular.
El objetivo de este trabajo es doble. Por una parte pretende acercarse a la realidad práctica de las expulsiones ‘cualificadas’ para entender si son realmente tan selectivas hacia los ‘delincuentes’ como las presenta el Ministerio de Interior en sus informes. Por otra parte, cuestiona el principio fundamental de esta selectividad - que las deportaciones tienen que enfocarse en los extranjeros que el sistema penal ha identificado como ‘delincuentes'.
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This article focuses on one of the manifestations of the growing confluence between the criminal system and immigration control: the construction of the deportation of criminal and dangerous foreigners as a necessary institution for public security. In Spain, the immigration policy and the legislative reforms of the last fifteen years point to a reorientation of the target of the deportation operative from the illegal immigrant to the criminal immigrant, what the Ministry of Interior defines as "qualified" ...
This article focuses on one of the manifestations of the growing confluence between the criminal system and immigration control: the construction of the deportation of criminal and dangerous foreigners as a necessary institution for public security. In Spain, the immigration policy and the legislative reforms of the last fifteen years point to a reorientation of the target of the deportation operative from the illegal immigrant to the criminal immigrant, what the Ministry of Interior defines as "qualified" deportation. This supposed selectivity of the system towards criminals is logistically useful, politically attractive, and supposes that these deportations are more legitimate and just than deportations for mere unlawful presence.
The goal of this paper is twofold. On the one hand, it tries to approach the practical reality of "qualified" deportations to understand if they are really as selective as the Ministry of Interior presents them to be in its reports. On the other hand, it questions the fundamental principle of this selectivity - that deportations should prioritize those non-citizens that the criminal system has identified as “criminal.’
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